¿Puedo votar dos veces?

Lunes, 06 de junio de 2005. Si alguna vez tuve alguna idea clara no lo recuerdo, desorientado en el espacio-tiempo no soy capaz de ubicar un antes y un después. Desinformado por la información. ¿Cuándo sucedió lo del Prestige? ¿Hace tanto que ya no nos acordaremos cuando nos toque ir a las urnas?

Aún habrá alguno que diga “lo hecho, hecho está”, pero lo cierto es que ya son demasiadas las atrocidades hechas en el nombre de la política. Podría hacer una lista que no cupiese en toda esta hoja, desde las malas políticas agrarias, ganaderas y pesqueras (sabiendo que es la principal fuente económica, con unas infraestructuras pésimas y un desarrollo mínimo) hasta la desconsideración por un pueblo, que ha sido quien ha elegido al partido político “abiertamente” (¡ja!), al Partido Popular. Los actores se burlan del público, y éste sigue aplaudiendo.

Me gustaría centrarme en el desprecio por el sentimiento gallego de comunidad como base de todos los problemas que nos ha acarreado la Xunta durante su largo mandato, cuando debería de dar soluciones, y de paso, también explicaciones de lo que hace y deja de hacer. La cuestión es que creo que ellos no sienten lo mismo que sentimos nosotros cuando vemos ardiendo un monte, o cuando residuos [de a saber cuantas fábricas] acaban en nuestras rías, o simplemente, cuando quiero ir a visitar a mis abuelos y no existe ningún autobús que me deje en la aldea.

¡Tanta tradición que desaparece en el silencio! ¿Querrán sustituir nuestras costumbres para quedar bien delante de sus amigos? Porque ni un ápice de modernización, todo queda en promesas y más promesas.

Para quien piense porqué escribo en castellano, el gallego resurge de las cenizas del tiempo, nunca se perderá pese a que no la esté utilizando, pero ¿qué pasa si el destino depende de aquellos que no la saben? Gallegos mudos, empecemos a hablar.

El sentimiento por la tierra y la conciencia se tapan fácilmente con billetes de 500, pero también son gallegos. Como otros que también son gallegos y se dejan amedrentar por el poder de la elite, ceden sus votos por el desconocimiento o como no entienden de política se dejan llevar; la mayoría.




Con 20 años sólo he estado residente en Galicia 6 de ellos. También soy gallego.