- Conversación con una anciana:
- Eres chico, ¿verdad?
- Sí.
- Y ella chica, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Me rascas la espalda? Mira aquí, que yo no llego.
- ¿Seguro que quiere?
- Sí.
- ¿Qué dices? ¿Le rasco la espalda? Pero mi compañera se hace la de cobas.
- ¡Ráscame, porras!... Gracias.
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